La crisis de la que no se habla

El día 14 de noviembre muchos iremos a la huelga general con el deseo de cambiar el modelo económico que padecemos. La insostenibilidad del modelo productivo industrial capitalista es cada día más evidente, no obstante que en los medios de comunicación no se suele publicar nada respecto a las causas profundas de la crisis actual. Y es que indagar en dichas causas nos lleva a la conclusión de que no es posible salir de la actual crisis dentro del sistema.

De los diversos motivos que dan inicio a la crisis actual se suele obviar el primero y principal en manifestarse, que ni es de orden financiero ni político, ni nada tiene que ver con los malos gobiernos que hemos tenido, salvo por el hecho de que, dichos gobiernos no se ocuparon en su momento de planificar nada en relación a la crisis energética. Según los datos de la propia Agencia Internacional de la Energía entre 2005 y 2006 se alcanzó el máximo de la producción de petróleo en el mundo, después hemos asistido a un estancamiento y un progresivo descenso muy leve de momento. El petróleo es la primera de las materias primas energéticas que alcanza su máximo productivo, el gas y el carbón lo harán muy pronto, o lo están alcanzando ya según algunos análisis. Ni el más optimista espera que no se llegue a dicho punto antes del 2020. Y esa es la causa central de la crisis: La silenciada crisis energética. El mundo lleva al menos dos años en decrecimiento energético porque no solo las materias primas energéticas se agotan sino que cada vez cuesta más energía extraerlas. La conclusión es obvia, tenemos cada vez menos energía disponible como sociedad. Y como resulta que el capitalismo tiene 200 años de historia, aunque no seamos genios, ya no necesitamos hacer las previsiones que hacían los primeros socialistas o los primeros ecologistas, porque nosotros contamos con la ventaja de saber ya lo que ha sucedido, y lo que ha pasado en 200 años es que el crecimiento del PIB mundial es absolutamente paralelo al consumo de energía mundial según todos los datos publicados. Por tanto el crecimiento económico se ha terminado, se ha ido y no va a volver.
¿Y por que motivo ni los grandes medios de comunicación, ni los grandes partidos ni el mundo académico se ocupan de hablar de esta crisis? La respuesta es muy sencilla: No pueden hacerlo puesto que en el sistema capitalista de crecimiento económico, consumo y financiarización de la economía esta crisis no tiene ninguna solución. El crecimiento económico simplemente ya no es posible. Por supuesto es posible que algunos países, como ha sido el caso de China o la India, de momento, sigan creciendo a costa de que otros vayan decreciendo su consumo de energía (y de otros recursos aunque no vamos a hablar de ello) como es nuestro caso a una tasa de un 2% al año aproximadamente desde el 2008.

Huelga decir que las energías renovables no resuelven el problema por motivos tan obvios como también silenciados: Las renovables sirven para que dispongamos de energía pero no para substituir toda la energía disponible, por ello el despliegue de las renovables dentro del sistema ha causado el efecto perverso de que el sistema crezca al mismo tiempo a costa de las energías fósiles y las renovables. La conclusión es evidente: para que las renovables substituyan a las fósiles el despliegue de las mismas se tiene que hacer sin crecimiento del consumo, puesto que, en caso contrario, el capitalismo absorve ambas a la vez. Tampoco son viables supuestas alternativas como los biocombustibles (a no ser que pretendamos matar de hambre al 50% de la población mundial o más) o el supuesto “renacimiento nuclear” porque también el uranio es un recurso no renovable y es un secreto a voces que el consumo de uranio actual en gran medida procede del desmontaje de ojivas de los arsenales soviéticos. No es ninguna casualidad de los picos de extracción del carbón y el gas estén tan cerca del de petróleo puesto que según una fuente es más costosa se extrae más de otra, por ese motivo los máximos de producción se han ido acompasando en el tiempo, es un curioso efecto del “libre mercado” que tiene tantos defensores: Que nos va a faltar de todo casi al mismo tiempo.

Solemos leer previsiones sobre el crecimiento económico, solemos leer datos y estadísiticas sobre cuanto tiene que crecer la economía en tal o cual país a fin de generar determinadas cantidades de puestos de trabajo o ingresos fiscales. Esto sucede porque todo el sistema económico e institucional está pensado y diseñado en una situación de crecimiento económico. De España se suele decir, por ejemplo, que la economía tiene que crecer alrededor de un 2,5% anual para que las cosas “vayan bien” y ese ir bien es más que discutible. Tanto lo hemos oído que creo que nos hemos acabado por olvidar de lo principal ¿Qué y para qué es lo que tiene que crecer?

Somos nosotros, la sociedad, los del 99% los que tendríamos que plantearnos por que motivo decrecer un simple 2% o menos, durante solo tres años pone nuestra sociedad al borde del colapso. Sabemos que si la economía no crece al 2,5% al año no se genera empleo, que los ingresos fiscales bajan o que las deudas no se pueden pagar ¿Pero por qué motivo tenemos que admitir como normal que eso suponga que un 25% de los trabajadores estén en el paro cuando resulta que producimos más que nunca, exportamos más que nunca y en las tiendas hay de todo aunque no lo podamos pagar? ¿Por qué unos bancos que, según toda la prensa internacional especializada, están en quiebra, pueden echar de su casa a ciudadanos endeudados? ¿Por qué razón hay que aceptar que el sistema fiscal solo sea sostenible si la economía crece? ¿Por qué hace falta que ahora consumamos el doble de energía que en 1990? ¿Faltaba energía en 1990?

Sabemos muy bien las respuestas a esas preguntas y sabemos lo que conllevan esas respuestas. No tenemos porque aceptar que los bancos puedan echar a nadie a la calle, otra cosa es que eso suponga que no pueden seguir existiendo los bancos como hoy los conocemos. No tenemos porque tener un sistema fiscal como el que tenemos, no tenemos porque tener un mercado de trabajo como el que tenemos con un 25% de paro, porque lo que sobran son horas trabajadas y no trabajadores. No hace ninguna falta que consumamos la energía que consumimos aunque eso signifique que las eléctricas estén en quiebra, ahí están las centrales en todo caso. Lo que sucede es que todas las respuestas a estas preguntas se salen del sistema. Por ello la huelga del día 14 de noviembre es una huelga necesaria para cuestionar el sistema.

Jordi Haro, militante del Compromís per Cerdanyola.

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