Expressa’t: Los sordos, los ciegos y los mudos del Ayuntamiento
No es la primera vez que me dirijo al Ayuntamiento de Cerdanyola, a través de los medios de comunicación de Cerdanyola, para denunciar el abandono y el estado lamentable en que se encuentra del Parque de la Riera. Ante mis denuncias, las autoridades han hecho siempre oídos sordos (¿o, acaso, están ciegos?) y la casa sigue sin barrer. Ahora bien, a lo largo de todo el día y todos los días del año, centenares o miles de ciudadanos de Cerdanyola usan el Parque de la Riera, para hacer ejercicio físico (“corpore sano”) y para confraternizar entre ellos (“mens sana”).
En su día, hice público un “cahier de doléances” (cuaderno de quejas), donde explicitaba el estado calamitoso del Parque de la Riera y el despilfarro de recursos, que van contra la “sostenibilidad”, por parte de de las autoridades municipales. Por eso y sin ánimo de ser exhaustivo, me permito recordarlas una vez más. Con esta reiteración, espero y deseo que los gestores municipales, finalmente, tomen cartas en el asunto para bien del parque y de los usuarios.
1. En muchos tramos, el firme del camino central sigue siendo irregular, herido por la erosión, cada vez que llueve. Además, en épocas de lluvias, partes del mismo es un barrizal, que lo hace impracticable. Y, en la época estival y al paso de grupos de ciclistas, el polvo levantado hace que el aire sea irrespirable. Esto dificulta o hace imposible el tránsito de personas en silla de ruedas o en sillas con motor, de niños y de personas de la tercera edad. Por lo tanto, un rediseño de las cunetas y unas capas de grava y arena parecen absolutamente necesarios.
2. El vandalismo contra el mobiliario, las señales informativas del parque y las vallas continúa o, más bien, no ha sido reparado.
3. Todos los accesos al parque siguen degradados por las erosiones periódicas causadas por la lluvia y no son funcionales. Además, son necesarias dos nuevas entradas. Los propios usuarios, con sus pies, han diseñado y localizado estas dos nuevas entradas: una, a la altura de la calle de La Gatosa; y la otra, a la altura de la calle del Boix.
4. El parque sigue siendo el paraíso de perros sueltos, que corretean libremente, incomodando a los viandantes, y que van dejando sus excrementos donde tienen un aprieto, sin que sus dueños los recojan.
5. En un extremo del parque (entrada desde la calle Josep Llimona), siguen desperdigados, sin orden ni concierto, 8 bloques irregulares de piedra artificial, que esperan una ubicación funcional y definitiva.
6. ¿Dónde están las esculturas-siluetas de latón (grupo de batracios, de ovejas, de jabalíes, una garza, etc.) que habían sido plantadas a lo largo del parque para informar sobre la fauna de Collserola y que fueron retiradas cuando se renovó la tubería del agua de boca, que atraviesa el parque?
7. Como no se ha respetado la legalidad vigente en materia lingüística, alguien se ha dedicado a normalizar en español los paneles informativos del parque, que están situados a lo largo del mismo y que sólo están en catalán. ¡Chapuza sobre chapuza!
Espero que los sordos y ciegos del Ayuntamiento abran sus oídos a mis quejas y abran sus ojos ante el estado lamentable del Parque de la Riera y obren en consecuencia, hablando con “facta” (hechos).
Manuel I. Cabezas González