Expressa’t: La sostenibilidad en el Ayuntamiento de Cerdanyola

Durante todo el pasado mes de agosto, estuve a un tiro de piedra de Babia, en sentido propio, no en sentido figurado. Al regresar a Cerdanyola, a principios de septiembre, he podido constatar, una vez más, que el Consistorio de Cerdanyola, en su gestión de la “res publica”, no lleva a cabo políticas de sostenibilidad, que se apoyan sobre ciertos valores y principios éticos, de los que están huérfanos los de la casta política.

La sostenibilidad es un concepto forjado en el ámbito de la ecología. Con él se quiere dar a entender que la explotación o consumo de un recurso siempre debe estar por debajo del límite de renovación del mismo. Por eso, aplicando este principio al Ayuntamiento de Cerdanyola, habría que decir que la gestión de los recursos municipales actuales no debe sacrificar ni hipotecar a las futuras generaciones, privándolas de los medios que les permitan satisfacer sus necesidades colectivas. Me explico y aporto las pruebas infra.

En septiembre de 2011, publiqué un texto (“Mens sano in corpore sano”) en todos los medios de Cerdanyola, donde dejaba constancia de que el Parque de la Riera no había recuperado su funcionalidad y esplendor  pasados y dejaba mucho que desear, después de las obras de mejora (instalación de una nueva tubería de acero) para el abastecimiento de agua de boca. Han pasado tres años justos y la casa sigue sin barrer. Las autoridades han hecho oídos sordos a la mayor parte de mis denuncias, mientras que, a lo largo de todo el día y todos los días del año, centenares de ciudadanos de Cerdanyola hacen uso del Parque de la Riera, para hacer ejercicio físico (“corpore sano”) y para confraternizar-comunicar entre ellos (“mens sana”). En efecto, este parque y el bosque de Collserola son el mejor medicamento, el mejor tratamiento y el mejor instrumento para velar por la salud de todos los que lo frecuentan.

Por eso, vuelvo a la carga para poner el dedo en la llaga del despropósito de las autoridades municipales en la gestión del precitado parque y, en general, del barrio de Canaletas. Así, quiero hacer público un nuevo “cahier de doléances”, que explicita necesidades reales de los ciudadanos y despilfarro de recursos por parte de de las autoridades municipales, que van en contra la sostenibilidad. Ahora bien, con este nuevo cuaderno de quejas, no pretendo ser exhaustivo.

Por lo que respecta al parque:
1. En muchos tramos, el firme del camino central sigue siendo irregular, herido por la erosión, cada vez que llueve; esto se debe a que las cunetas del camino han sido mal diseñadas, para canalizar el agua, y no están labradas. Además, es polvoriento: el paso de grupos de ciclistas o de coches hace que el aire sea irrespirable. Tanto lo uno como lo otro dificulta o hace imposible el tránsito de personas en silla de ruedas o en sillas con motor, de niños y de personas de la tercera edad. Por lo tanto, un rediseño de las cunetas y unas capas de grava y arena parecen absolutamente necesarios.

2. El vandalismo contra el mobiliario, las señales informativas del parque y las vallas, que separan la calle Collserola del parque de la Riera, continúa o, más bien, no ha sido reparado (muchos de los bancos, señales y prácticamente toda la valla han sido el blanco de actos incívicos).

3. Todos los accesos al parque siguen degradados por las erosiones periódicas causadas por la lluvia y no son funcionales. Además, son necesarias dos nuevas entradas. Los propios usuarios del mismo, con sus pies, han diseñado y localizado estas dos nuevas entradas: una, a continuación de la calle de La Gatosa; y la otra, en la suite de la calle del Boix, que no reúnen actualmente las condiciones de seguridad necesarias.

4. El corte y el control de la vegetación desbocada del parque sigue sin llevarse a cabo con la asiduidad que sería necesario.

5. El parque sigue siendo el paraíso de los perros sueltos, que corretean libremente, incomodando a los viandantes, y que van dejando sus excrementos donde les aprieta el cuerpo.

6. En un extremo del parque (entrada desde la calle Josep Llimona), siguen desperdigados, sin orden ni concierto, los 8 bloques irregulares de piedra artificial, que esperan una ubicación funcional y definitiva. Por cierto, ¿para qué se mercaron y se llevaron al parque?

7. En junio o julio pasados, se produjo una fuga y un vertido de las cloacas de Cerdanyola a la riera de Sant Cugat. Esto contaminó la riera, puso en peligro la salud pública y, durante varios días, un olor putrefacto perfumó el barrio.

8. ¿Dónde están las esculturas-siluetas de latón (grupo de batracios, de ovejas, de jabalíes, una garza, etc.) que habían sido plantadas a lo largo del parque para informar sobre la fauna de Collserola y que fueron retiradas cuando se renovó la tubería del agua de boca, que atraviesa el parque?

9. Como no se ha respetado la legalidad vigente en materia lingüística, algún talibán-censor se ha dedicado a normalizar en español los paneles informativos del parque sobre la fauna y la flora, que están sembrados a lo largo del mismo y que sólo están en catalán.

10. ¿Para qué se ha construido la caseta de madera a la entrada del parque de Collserola desde el Paseo de Horta? Formalmente es un punto de información, pero nunca la he visto abierta y, por eso, me pregunto por qué se hizo ese gasto inútil y superfluo.

Por lo que respecta al barrio:
1. Se produce un encendido del alumbrado público en pleno día, hacia las 7 de la tarde: ¡Despilfarro!

2. No se ha repuesto la farola de la calle del Boix ni el árbol de la calle La Gatosa, rotos ambos por dos camiones: el de la basura y uno de transporte urgente. ¿Dónde ha ido a parar la indemnización de los respectivos seguros?

3. En la acera de la parte montaña de la avenida Canaletas y en una de la calle Collserola, las raíces de los árboles han levantado el pavimento y esto representa un peligro cierto para las personas de la tercera edad, para los niños y, general, para los ciudadanos.

4. En el pasado mes de julio, un rebaño de ratas había implantado sus reales en la avenida Canaletas y se paseaban por la avenida como Pedro por su casa.
No quiero ser más prolijo en esta enumeración de deficiencias del Parque de la Riera y del Barrio Canaletas. Espero que, esta vez, las autoridades municipales tomen conciencia de las mismas y las subsanen diligentemente. Como las elecciones municipales se acercan, a lo mejor esta vez nos toca la lotería a los vecinos del Barrio de Canaletas.

Manuel I. Cabezas González

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