Fets del 29 d’octubre

(Redacción sacada de nuestras declaraciones)

La madrugada del jueves 29 de octubre Ferran G. y su  compañera, Laura P., y la madre de ésta, Cecilia I. estaban en el bar de unos amigos celebrando el cumpleaños de Cecilia. Dicho bar se llama Buda y está situado en la calle las Flores de Cerdanyola del Vallès.

A las 5 de la mañana Cecilia se fue para casa y Laura y Ferran se quedaron un rato mas. Habían bebido, y alrededor de las 6 de la mañana Laura salió fuera para tomar el aire mientras Ferran ayudaba a recoger el bar.

Estando Laura fuera y sola se le acercaron dos hombres que le preguntaron qué hacía allí. Se asusto y intento ir hacia el bar pero uno de ellos le cogió del brazo diciéndole que se esperara. Entonces se puso muy nerviosa porque no sabía qué intenciones tenían ya que en ningún momento se identificaron como agentes de policía.

Cuando salieron todos del bar se fueron para casa y Ferran se  dirigió hacia donde estaba Laura para ir a casa de Cecilia que era el lugar donde iban a dormir. En ese momento vio a dos hombres que tenían a Laura contra la pared. Ella estaba muy nerviosa y asustada y Ferran fue corriendo hacia ellos pensando que querían agredirle. Al llegar, apartó a uno de ellos y la respuesta de los dos hombres fue golpearle sin identificarse en ningún momento como policías.

En ese momento llegó un coche patrulla de la Policía Municipal de Cerdanyola del Vallès. Los agentes que llegaron en la patrulla (agentes nº 1043 y 1057)  junto con las otras dos personas esposaron a Ferran y le golpearon en el suelo dándole patadas en las costillas, en la espalda y en las piernas. Fue entonces cuando se dieron cuenta que los dos hombre que le habían agredido al principio eran policías.

Mientras, llegó al lugar una segunda patrulla de policía Municipal y uno de ellos, el agente 1031 metio a Ferran en el coche junto con otro policía de paisano que no había visto anteriormente.

Acto seguido, los agentes 1043 y 1057 se llevan a Laura delante del coche donde estaba su compañero y la esposaron, la tiraron al suelo y junto a los dos agentes de paisano que le habían retenido al principio le empezaron a dar patadas en las costillas, en la barriga, la zona de la pelvis, en la espalda y en la boca. Mientras le golpeaban, los agentes se reían y le decían “Que te calles guarra”, “Puta, no grites más”.

También le pisaron las manos y mientras se encontraba boca abajo y con las manos esposadas en la espalda le tiraban de los brazos hacia arriba y acto seguido le empujaban hacia el suelo golpeándole contra éste en las rodillas. Esta maniobra la repitieron varias veces hasta hacerle heridas en las rodillas.

Después de eso le llevaron dentro de una ambulancia pero sólo la sentaron ahí esposada y no le atendió nadie. El agente 1043 le gritaba que se callara y que no dijera nada a las dos personas que estaban en la ambulancia.

Ferran estuvo viendo como agredían a Laura desde el coche patrulla en el que le tenían esposado. Ferran se puso a gritar que pararan de pegar a su compañera y a decirles que les iba a denunciar. Entonces uno de los agentes, el 1031, entró por la puerta izquierda y le cogió del cuello hasta dejarle casi sin respiración mientras le golpeaba con la cabeza contra el cristal de la puerta derecha del coche.

Al poco rato llegaron agentes de los Mossos d’Esquadra al lugar, quienes dijeron que se hacían cargo de la custodia de los detenidos y les cambiaron a sus coches patrulla. Entonces les llevaron al ambulatorio, donde les dijeron que no tenían ninguna herida, aun ser totalmente visibles. Sus quejas de dolor fueron omitidas por el “médico”.

Después fueron llevados a la comisaría de los Mossos d’Esquadra, fueron fichados y pasaron 16 horas en el calabozo.

A Ferran se le imputan cargos de; atentado a la autoridad, daños y lesiones. Según el código penal vigente estos cargos conllevan a penas de hasta 6 años de prisión.

Este es un caso más de tortura, que demuestra que las fuerzas de represión del estado pueden actuar con total impunidad hasta el punto que después de haberte torturado, encima somos nosotros los culpables y los que tenemos que sentarnos delante de su justicia.

No teníamos bastante con los Mossos d’Esquadra, Policía Nacional y Guardia Civil sino que además, ahora, la Policía Local se sube al carro de las torturas.

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