¿Es verdad que España está saliendo de la crisis?

Este artículo podría ser muy breve, como la respuesta a la pregunta del título: No, no es cierto. No obstante conviene detenerse en analizar brevemente las razones que llevan a esta afirmación tan rotunda dado que existen motivos domésticos e internacionales que avalan sobradamente la respuesta.

En los últimos meses hemos observado como el Gobierno y alguna institución internacional ha comenzado a echar las campanas al vuelo por el dato de crecimiento económico del último trimestre de 2013 del 0,3% y por la creación exigua de algunos puestos de trabajo, casi todos en la agricultura. Esto ha facilitado que las previsiones para 2014 consideren que la tendencia se va a consolidar con un crecimiento muy limitado que apenas generará empleo o no generará ningún empleo. Al margen de esto, durante todo 2013 hemos visto abaratarse el tipo de interés nominal pagado por el bono español que hoy -31 de enero- está al 3,66% cuando hace justo un año estaba al 5,22%. Se suman al optimismo las declaraciones, unas semanas atrás, de un afamado banquero en el sentido de que España está en un momento ‘fantástico’ y que, según él, “llega dinero de todas partes”.

Lo cierto, empero, es que la economía española, en el conjunto de 2013, ha vuelto a decrecer, ha seguido destruyendo empleo, ha perdido población activa e, incluso, el país ha perdido población total. No se ve el crecimiento por ninguna parte. En primer lugar hay que analizar el precio real al que se está financiando el estado español, el tipo real resulta de restar el IPC al precio de los intereses ya que la inflación amortiza una parte de la deuda, de esto deducimos que si la inflación a 31 de diciembre de 2012 cerró al 2,9% y a la misma fecha de 2013 ha cerrado al 0,3% es fácil colegir que el tipo de 5,22 – 2,9 da un tipo real de 2,32 el año pasado, en tanto que el 3,66 – 0,3 resulta en un tipo real de 3,36… O sea, que por más que leamos lo contrario en los periódicos España no se financia más barato sino más caro que el año pasado y eso sin tener en cuenta que, como la deuda pública global es más alta el precio es aun mayor. Lo cierto es que, si fuera cierto que la eurozona está en el camino de salir de la crisis desde que el Banco Centra Europeo decidió respaldar a España e Italia por no poderlos rescatar con algún mecanismo como el que se había operado con Grecia, Irlanda y Portugal, también habría que comparar a España con dichos países. No saldría bien parada puesto que durante 2013 en la relación deuda-PIB todos han empeorado y el que más ha sido España, en tanto que en los costes del bono todos han mejorado y España es el que menos.

Respecto al dato de crecimiento y empleo del último trimestre, ese 0,3 positivo se puede interpretar como un cambio de tendencia o como un hecho puntual. Esto es más difícil de saber, pero todo indica que el dato no se debe ni a la mejora de las exportaciones, ni a una mejora en la eficiencia productiva ni, por supuesto, a ninguna medida fiscal o de política social que facilite la redistribución de la riqueza, porque ninguna se ha tomado. El dato se debe únicamente a la mejora puntual del consumo interno. Si se tiene en cuenta que en el último trimestre de 2013, respecto al año anterior, se ha vuelto a pagar la paga extra a los funcionarios y se ha ejecutado un nuevo plan de pago a proveedores a los que se debía dinero hay que observar el impacto de estas medidas. Lo cierto es que hablamos de una inyección de liquidez de entre un 0,5% y un 06% del PIB español, inyección que, además, no es en los mercados sino a pie de calle ya que la han cobrado funcionarios y Pymes. Que con unas medidas así, puntuales y propias solo de un trimestre, se registre solo un crecimiento del 0,3% no es para estar contentos. Es para preocuparse.

Si todo esto es así ¿Porque sale Botín a decir que “viene dinero de todas partes”? Porque es cierto, está llegando dinero de fuera a España y a otros países de la UE, incluyendo a los rescatados, pero eso obedece a otras causas.

Ya hace un año era previsible el estallido de la burbuja china, a día de hoy en China están casi totalmente paralizadas las grandes inversiones, el gobierno está trabajando para reducir el endeudamiento privado e incluso se prohibe a los gobiernos regionales construir infraestructuras a crédito. Esto muestra que, lejos de lo que se había indicado en algunos momentos, los paises emergentes no cumplen (porque no pueden) el papel de motor de la economía mundial, no pueden tirar de ella, ni tan solo China que es un “país emergente” al que ya hay que tratar completamente a parte. Por todo ello las grandes importaciones chinas se han frenado y se está produciendo ya un fenómeno que existe desde la golbalización y es que, cuando se inicia una crisis financiera en los países centrales del capitalismo, en unos cinco años se traslada a los emergentes, y a los diez años dicha crisis vuelve a los países centrales, desde los ochenta es así, hay artículos que lo explican mucho mejor.

Esta misma semana las noticias sobre el hundimiento del peso argentino, los problemas de la lira turca y los menos publicitados del rand sudafricano, el rublo ruso, el real brasileño y, sobre todo, la rupia india nos indican que ya estamos entrando en este fenómeno. No obstante es necesario decir que cuando estos fenómenos se destapan es porque se han iniciado hace meses. En efecto, lo que sucede es muy simple, las monedas de estos países se davaluan porque se están quedando sin divisas, esto implica que hace meses ya que los inversores occidentales están llevándose el dinero de vuelta. De ahí que los financieros como Botín tengan esa percepción de que “llega dinero de todas partes”. Se hace necesario explicar, aunque sea brevemente, como funciona este mecanismo:

1.                  Cuando los países centrales del capitalismo entran en crisis los bancos centrales abaratan los tipos de interés o, incluso, hacen gigantescas inyecciones de liquidez como han hecho en los últimos años la FED, el BCE el Banco de Inglaterra y el de Japón.

2.                  Los inversores toman prestado dicho dinero a intereses ridículos, ahora mismo entre el 0 y el 0,5% dependiendo del país y buscan inversiones de dos tipos: las más seguras de rentabilidad muy baja, como el bono alemán, el oro, o los bonos de EE.UU. Las más arriesgadas allí donde las rentabilidades son mayores, que se canalizan a los países emergentes con altas tasas de crecimiento, dichas inversiones avivan todavía más el beneficio.

3.                  En el momento en que se comienza a recoger beneficios y llevarlos a inversiones más seguras en países occidentales los emergentes empiezan a quedarse sin divisas, su moneda se devalua, entran en crisis y, fácilmente, pueden llegar a la suspensión de pagos. Desde la crisis “del tequila” en los primeros noventa, la crisis rusa, la de los tigres asiáticos en el 1997 o las sucesivas de Argentina siempre funciona igual.

4.                  En ese punto es factible que empiece a llegar dinero a España, lo mismo que a Grecia o a Portugal puesto que dicho dinero, en euros, está mucho más asegurado que frente a un impago durante un cierto tiempo (que no sabemos cuanto puede ser) por más que se sepa que España o Portugal (y no digamos ya Grecia) en realidad no pueden pagar la deuda. La deuda, así, se refinancia un tiempo más.

Entonces ¿Ha funcionado mal el sistema? No, el sistema no ha funcionado ni bien ni mal, el sistema funciona así, no puede ser de otra manera y ello porque la deuda total nunca se puede pagar porque crece más rápido que la riqueza. Esto es así desde la fundación del Banco de Inglaterra, incluso anterior al propio capitalismo y, en cierto modo, embrión del mismo. Quienes rigen el sistema financiero saben siempre que habrá impagos y habrá quien se quede sin cobrar, el negocio consiste siempre en saber cuando y donde invertir para no ser uno mismo el atrapado en la trampa y en exprimir al deudor hasta que pague todo lo que pueda y se quede sin nada. Es el juego de la silla, los jugadores pueden ser muy rápidos o muy lentos pero siempre va a haber alguno sin silla porque, desde el principio, sabemos que no hay sillas para todos.

Es difícil saber como va a afectar a España esta nueva fase de la crisis. En principio, si se cumple la tradición, los capitales fluirán hacia el centro del capitalismo y, dentro del mismo, se centrarán en las inversiones más rentables, como España no tiene y no va a tener al paso que va, una economía competitiva, esto implica que lo más rentable sería ir comprando deuda pública que refinancia la deuda pública que ya no podemos pagar e ir cobrando el tipo de interés correspondiente, esto alejaría el escenario de quiebra del estado o de rescate. Siendo muy optimistas esto podría durar unos 5 o 10 años (si se cumpliera la ley que dice que en 10 años habría otra crisis en el centro del capitalismo) lo cual no tiene nada que ver con salir de la crisis sino con que el estado no quiebre aunque no haya ni crecimiento ni mejore el dato del empleo ni, por supuesto, el reparto de la riqueza. Pero es muy difícil confiar en que eso suceda por varios motivos:

En primer lugar la crisis en el centro del capitalismo no se ha acabado todavía ni tiene visos de hacerlo, así que el escenario es desconocido porque en las anteriores crisis de este tipo, cuando han sucedido estos fenómenos antes al llegar la crisis a los emergentes los países centrales ya habían salido. En segundo lugar esta crisis es verdaderamente mundial, no es igual que cuando la crisis japonesa de los primeros noventa causó una crisis en los “tigres asiáticos” en 1997, ahora el fenómeno es mundial. En tercer lugar no se está cumpliendo el guión exacto puesto que los bancos centrales occidentales y de Japón, están tomando medidas inéditas dado que la crisis actual es mucho mayor (cabe decir que cada una de las crisis desde los ochenta supera la anterior). En cuarto lugar estamos acustumbrados a que los emergentes obedezcan sin rechistar las instrucciones del FMI y el Banco Mundial cuando se hayan en estas situaciones, tanto el FMI como el Banco Mundial son instituciones que tienen como objeto garantizar el cobro lo máximo posible a los acreedores. Ciertamente se suele decir que estas instituciones se dedican a ayudar a los paises que no pueden pagar, pero esto es falso su verdadera función es garantizar que se pague lo máximo posible pues si no, dichos inversores, no invertirían “su dinero” (nuestro dinero en realidad porque sale de los bancos centrales) en países y empresas de los que solo saben dos o tres estadísticas confeccionadas por agencias que tampoco son independientes de verdad. Cuantos más países desobedezcan dichas instrucciones y se limiten al puro y simple imago de la deuda, la situación para occidente será más delicada. En ese sentido, una importante cadena de impagos puede desatar el pánico ya que ahora no estaríamos hablando del caso de Argentina o de algún país del sudeste asiático, podría ser mucho más extenso, podría afectar a Rusia, Brasil o India que son gigantes y, además, podrían ponerse de acuerdo varios para hacer lo mismo. En una situación como esta España misma se podría ver tratada por inversores americanos, alemanes, japoneses, británicos o franceses como un país emergente también con consecuencias catastróficas. Finalmente queda el problema más grave, la crisis de recursos, que hace imposible que todas las principales economías mundiales crezcan a la vez puesto que la limitación de su disponibilidad expulsa del mercado a los más débiles, ya pasado el pico de producción petrolera (y reconocido ya por la Agencia Internacional de la Energía) desde hace unos ocho años para el crudo y un par para todo el petróleo independientemente de su calidad y coste, no parece que la española sea la mejor candidata a ser de las que no se vean expulsadas si fuera cierto que occidente empieza a crecer, que habrá que verlo.

Jorge Haro.

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