¿Salir del euro?

Desde hace un tiempo es habitual leer artículos, documentos políticos y declaraciones de partidos, líderes y pensadores de la izquierda sobre la posibilidad de salir del euro. Llama la atención que todos suelan tener una posición muy clara como si el debate fuera blanco o negro, y llama la atención también que consideren de una importancia capital la adopción de una u otra medida. Los hay que creen que sin salir del euro nada se puede nacer contra la crisis del sistema capitalista, los hay que creen que salir es una especie de suicidio económico que nos llevará al caos. Lamento decirlo pero creo que todos se quedan muy tranquilos después de expresarnos su postura, ya no hace falta más, me parece un debate muy falso. Mi postura, en principio, es que no hay que salir del euro, porque las consecuencias negativas superan a las positivas y porque, además, me parece absurdo salir del euro sin haber probado primero muchas otras alternativas que nos vienen mucho más a mano.

Quienes se ponen a analizar las posibles consecuencias de una salida del euro, creo, lo hacen desde posiciones más propagandísticas que políticas. En primer lugar porque dichas condiciones son desconocidas, nunca ningún país ha salido del euro, podemos calcular posibilidades y consultar regulaciones o el dictamen que en su día emitió la Comision Europea, pero saber lo que va a pasar no se sabe, no está ni previsto ni escrito en ningún sitio.

Lo primero que hay que decir es que es falso que si un país sale del euro vaya a tener que pagar la deuda pública en euros, la tendrá que pagar (si la paga) en la moneda en que dicha deuda está emitida. Esto está previsto legalmente, España, por ejemplo, tiene más del 97% de la deuda emitida en “moneda nacional” la misma Ley por la que dicha deuda se cambió de pesetas a euros sigue en vigor, si mañana se cambiara del euro a la peseta o al gallifante la deuda se pagaría en dicha moneda. Esto, sin embargo, no contempla otro escenario: es posible dejar de pagar la deuda pública sin salir del euro y, bajo mi punto de vista, más inteligente, puesto que pondría en jaque todo el sistema del euro. Si, en cambio, se saliera del euro pero se pretendiera seguir pagando la deuda pública se tendría el problema y se perdería dicho instrumento de presión. El problema que tenemos no es monetario, la crisis es una crisis de recursos, el problema monetario se debe a una estafa orquestada por los dirigentes políticos en connivencia con la banca a la hora de diseñar el funcionamiento del BCE, dicho sistema puede reformarse en cualquier momento sin necesidad, si quiera, de una política revolucionaria. Bastaría con una izquierda reformista si quisiera hacerlo, como explicábamos hace casi dos años. Sucede que la ‘izquierda’ no es ya ni reformista. Por supuesto arreglar el sistema monetario europeo ni es la revolución, ni el socialismo, ni arregla la crisis de recursos, pero la salida del euro tampoco. Si tres o cuatro países de los que no pueden pagar la deuda porque es imposible cerrasen un acuerdo en este sentido forzarían la reforma del sistema del BCE. Si uno solo sale del euro no sabemos que pasará. En primer lugar podría ser que se le expulsara de la UE ya que estaría incumpliendo un tratado, con frecuencia se oye el argumento de que esto no tiene porque ser así ya que otros países no están en el euro. Este argumento, por más que se repita, no sirve: dichos países ni han firmado dicho tratado (o lo han hecho con la debida reserva a nivel jurídico) ni han entrado en el euro, nunca han salido de él y no han incumplido nada. Por otro lado tampoco se sabe lo que supone una salida del euro: no sabemos si los ciudadanos del país perderían la ciudadanía europea, no está previsto en los tratados. No es lo mismo que, por salir de la UE o ser expulsado, te impongan unos aranceles a exportaciones del 25% que del 0% ¿Sabemos qué decisión se tomaría en  Bruselas? No, por tanto, hablar es gratuíto. Lo mismo podrían optar por tratarnos como a Cuba que como a Noruega, y no tiene nada que ver.

Tanto si se sale del euro como si se opta por dejar de pagar la deuda sí sabemos una cosa: la deuda pública del país que haga eso dejaría de comprarse, si el país gasta más de lo que recauda esto implica que o bien recorta gastos o bien emite más moneda nacional devaluándola. Esto sería inevitable porque pasaríamos de una moneda fuerte a nivel internacional a una débil, nunca valdría igual, incluso si no se emitiera más. Una devaluación de este tipo supone un empobrecimiento de los asalariados ya que los productos importados que son la inmensa mayoría (por ejemplo casi todos los energéticos) no iban a bajar de precio sino a subir porque se pagan en divisas (de hecho es más grave porque hay importaciones que ni se podrían pagar). Esta es la causa de que ya haga muchos años que en casi ningún caso haya funcionado la teórica ventaja competitiva cuando un país hace una devaluación, porque ya hace mucho que la mayor parte de los costes de producción no son en sede: salarios e impuestos básicamente, la mayor parte de los costes son en materias primas, energía, costes financieros, patentes y tecnología. Si todo eso es importado las devaluaciones en lugar de estimular las exportaciones resulta que las debilitan. Además que eso sería pretender salir de la crisis abaratando costes salariales ¿Para hacer eso hay que salir del euro? Si eso ya se está haciendo. De otra parte, si lo que hacemos es dejar de pagar la deuda entonces dejaremos de tener financiación y habría que recortar gasto público, una parte del recorte sería el propio pago de la deuda así que seguramente es una opción menos trahumática, pero no es ninguna panacea. No hay solución milagrosa en este caso. Pero, en realidad, una crisis originada por la escasez creciente de recursos no tiene ningún remedio por la vía del gasto, en euros o en pesetas.

Si se saliera del euro y la nueva moneda se devaluara en los mercados por el estado calamitoso de la economía (el valor del euro lo sostiene Alemania, Francia y dos o tres más) existen cálculos que no se ni como ni quien los hace que dicen que la moneda nueva (peseta, galligfante o lliura catalana) perdería entre el 40% y el 60% de su valor, por lo cual los ahorradores perderían dinero. Estamos, otra vez, en conjeturas, no tenemos ni idea de que pasaría un pánico bancario que como está demostrado es irracional por naturaleza, podría perderse el 500% del valor o quien sabe cuanto. Si optamos por dejar de pagar la deuda, en cambio, la posible devaluación afectará a toda Europa con lo que haremos partícipes del problema (y de la solución) a un espacio político mayor y más fuerte. Dejar de pagar la deuda implica, por necesidad, dejar caer todo el sector bancario, todo quebraría, no obstante, todo apunta a que el sector o buena parte de él lleva más de cinco años quebrado, no sería, entonces, un precio a pagar tan alto. Queda el problema de la seguridad de los depósitos bancarios, se suele argumentar que, hasta 100.000 euros, la cantidad está garantizada, pero esto es falso porque el Fondo de Garantía de Depósitos no tiene dicha cantidad aunque la Ley diga que garantiza dicho dinero, podría garantizar los depósitos de un banco muy pequeño como mucho. Así pues mucha gente perdería mucho dinero, otra cosa es hasta que punto la preocupación tiene que ser garantizar depósitos de gente que tenga ¿Cuanto, 20.000, 40.000 euros en un banco? Habría que encontrar la cifra democráticamente, por otro lado cerrar dicha banca supondría vender o nacionalizar sus activos que, aunque no den para pagar lo que deben, algo valen. Para esto no hay que salir del euro, en cambio puede salirse del euro, como propone la extrema derecha por ejemplo, pero no hacer nada de todo esto. Tampoco puede decirse ya que, en el actual sistema, los propios depósitos bancarios estén muy seguros después del precedente de Chipre.

Al margen del problema económico y de no poder honradamente decir que se tiene ni idea de lo que pasaría legalmente si salimos del euro porque la experiencia nos muestra que ni lo que digan los tratados (y en este caso nada dicen) condiciona las decisiones que pueda tomar la UE, tampoco pretendo sumarme a los que defienden la continuidad en el euro basándose en un simple programa reformista limitado a cambiar un poco el BCE, emitir eurobonos o hacer unos rescates un poco más generosos. No veo mucha ventaja en que me roben al 7% o al 1%. Si nos quedamos en el euro, y esto es lo que yo creo más prudente, tiene que ser con un programa de batalla. No vale de nada andar esperando a que no se muy bien quien gane las elecciones en no se qué países y se hagan no se qué mayorías progresistas con aliados sospechosos. El programa de izquierdas debe basarse por un lado en permanecer dentro del euro y, por otro, en ir generando espacios de conflicto en el sistema monetario europeo hasta hacerlo insostenible, hay que buscar alianzas a nivel europeo pero también hay que tomar medidas unilaterales en los niveles en que sí puede tomarse, no hace falta salir del euro cuando, por ejemplo, cualquier país se podría poner a emitir con su legislación en la mano una moneda complementaria o una deuda pública sin vencimiento concreto que sirviera como medio de pago. La obligación de aceptar o no un medio de pago, al que se llama moneda, la establece un estado por Ley. O cuando cualquier país puede dejar quebrar a uno o varios bancos (y a todos si quiere) y crear una banca pública. Por ironías de los estatutos del BCE no puede un estado ir a pedir crédito al BCE, pero si podría hacerlo dicha banca. Algunas de estas políticas podrían adoptarse incluso desde administraciones que no fueran estados. Es posible ir cambiando el sistema monetario europeo sin salir del euro. Lo que no se puede es cambiar dicho sistema esperando a ver que pasa y sin atreverse a tomar medidas que abran el conflicto. Ni nos sirve salir del euro ni nos sirve quedarnos esperando a que un día alguien cambie el sistema monetario de la UE.

El problema del debate, creo, radica aquí: Que hay una izquierda muy acostumbrada a efectuar estas discusiones, a redactar proclamas, a ocupar cargos institucionales y a no hacer nada concreto.

Jorge Haro.

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