La falacia del endeudamiento en Cerdanyola

Recientemente el gobierno del estado ha modificado los criterios por los cuales trataba de impedir que el endeudamiento de las corporaciones locales siguiera creciendo. Se hace evidente que los motivos que han llevado a este cambio de parecer están en la asfixia económica que sufren muchos ayuntamientos que se hallan en situación de quiebra “de facto” a menos de un año de las siguientes elecciones municipales.

En el caso de Cerdanyola resulta harto significativo que dicha noticia coincida con las informaciones referentes a la liquidación presupuestaria de 2008 por la que el municipio adeuda más de 1.300.000 euros al estado y alguna otra noticia que hemos venido conociendo desde el reciente cambio de gobierno, como expropiaciones que están todavía por pagar, subvenciones sin justificar, etc. Claro está que la liquidación del ejercicio de 2009 promete ser todavía peor que la mencionada puesto los presupuestos generales del estado y los de nuestro propio consistorio eran aun más irreales y delirantes.

Recientemente el concejal de finanzas nos informaba de que nuestro municipio es de los que aun pueden solicitar créditos puesto que nuestro endeudamiento es del 65% del presupuesto, en tanto que el límite fijado por el estado es del 75%. Igualmente nos informaba de que venimos de dos planes de saneamiento incumplidos. Ejercicio de sinceridad muy de agradecer, por cierto.

Con estos datos lo que cabe preguntarse es si la solución al desequilibrio estructural de las finanzas municipales está en ese exiguo 10% al que parece que la munificencia del estado nos permite acogernos (supongo que para llegar a mayo porque para otra cosa no da). Lo que importa ahora no es cuanto nos vamos a endeudar sino como vamos a pagar lo que ya debemos. Las previsiones de ingresos que se han venido haciendo en esta ciudad desde hace unos veinte años han estado sobredimensionadas de manera continuada, de modo que la deuda se ha visto continuamente refinanciada porque es, pura y simplemente, impagable.

Hacer el ejercicio de reconocer que la estructura, gastos e instalaciones financiadas a cargo del presupuesto municipal son desmesuradas es impopular sobre todo en tiempo de precampaña. No obstante esto no se va a arreglar pidiendo más dinero al estado, a la Generalitat ni a nadie, porque cada uno va a vérselas con problemas económicos muy parecidos a los nuestros sino más graves. Por parte de quienes han gobernado los últimos 30 años en diferentes coaliciones la tentación es evadir su responsabilidad requiriendo una mejor financiación de los ayuntamientos que ellos mismos saben que no va a llegar. En mi opinión hacen mal en esconder este problema a la ciudadanía puesto que antes o después estallará. Creo que el pueblo agradecería mucho más que se emprendiera un proceso sereno y transparente con la participación de toda la ciudadanía en el cual se debatiera el orden de prioridades en cuanto a los servicios que se deben mantener y en que condiciones. E, incluso diría que los ciudadanos entenderían y en gran medida disculparían los errores de nuestros gobernantes. Entiendo que es más fácil prometer cosas que hablar de austeridad pero estoy convencido de que la mayoría de los ciudadanos ya perciben que las promesas que han venido siendo falsas en los últimos años no se van a volver ciertas en los próximos.

Jorge Haro.

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